«Pero aunque el mundo desdeña a los balleneros, sin embargo, y sin tener conciencia de ello, nos rinden el más encendido homenaje. Pues casi todos los cirios, lámparas y bujías que arden en los confines del globo lo hacen, para gloria nuestra, con aceite de ballena».
Este domingo 10 de septiembre pudimos disfrutar de una ruta por Cangas, acompañados por el historiador Fran Alonso, donde nos metimos de lleno en su historia y más concretamente en la de la caza de ballenas y la conservera Massó, una de las mayores industrias en la historia de Galicia.
Nuestra ruta comenzó en la iglesia de Santiago de Cangas, una antigua colegiata que con su fachada, es uno de los mejores ejemplos del estilo renacentista en Galicia. También pudimos apreciar su campanario de estilo barroco y realizar una pequeña visita en su interior, donde destacan sus hermosos y elaborados retablos.
Continuamos de ruta y la siguiente parada nos aguardaba en “el reloj” de Cangas, que en realidad se trata de lo que antaño fue una de las primeras estaciones meteorológicas de Galicia del siglo XX y que hoy se encuentra restaurada pero inoperativa.
Nuestros pasos nos conducen hasta uno de los puntos fuertes de la ruta. La antigua conservera Massó. Clave en la historia de Cangas y una de las industrias más grandes en la historia de Galicia. Frente a los restos de la antigua guardería de la conservera, Fran nos dió una entretenida lección de historia. Desde los comienzos de la industria hasta su declive y posterior cierre, todo ello pasando antes por la historia de la familia Massó, por cómo funcionaba y se estructuraba su industria, su política basada en la calidad, la vida de los empleados y empleadas que allí trabajaban, la fundación del museo Massó e incluso la visita de Guillermo Marconi, famoso por desarrollar la telegrafía sin hilos.
No muy lejos de allí, mientras caminábamos a orillas del mar, llegamos a la factoría ballenera de Punta Balea. Por esta zona de Galicia, discurría una importante ruta de migración de ballenas, lo que hacía que fuera un lugar idóneo para la captura de estos gigantes del mar. La estructura todavía se conserva en pié y allí, con la ayuda de Fran y sus palabras, pudimos hacernos una imagen mental de su funcionamiento.
Seguimos nuestro trayecto, pasando por las playas de Santa Marta con sus furnas y la playa de Liméns para dirigirnos por caminos antiguos hasta la iglesia de Santa María de Darbo, donde se celebra su famosa romería. Además esta zona cuenta con una danza ancestral conocida como “Danza de Darbo”.
Muy cerca de esta iglesia, nos topamos con un cruceiro y además, con algo que si no fuera por Fran, pasaría desapercibido como una simple roca, pero realmente se trata de antiguos petroglifos datados de la Edad de Bronce.
Nuestra última parada es la capilla de San Roque, con su tejado desgraciadamente dañado por una gran rama después de un fuerte temporal. Desde esta zona elevada de cangas, pudimos disfrutar de unas panorámicas impresionantes de toda la ría de Vigo hasta donde abarcaba nuestra visión. Después de deleitarnos con las vistas, nos adentramos de vuelta en el casco antiguo de Cangas para volver a nuestro punto de partida y dar por finalizada la ruta.
Otra gran experiencia, muy didáctica e interesante que desde Volta Montana esperamos que hayáis disfrutado tanto como nosotros. Os esperamos en nuestra siguiente aventura!
“No sé lo que puede llegar pero,sea lo que sea, iré hacia ello riéndome” -Moby Dick.
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